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Declaración de los portuarios argentinos: “hay que superar la etapa de la inclusión con el logro superior de la justicia social”
Se realizó el Congreso de la Federación marítima, portuaria y de la industria naval de la República Argentina (FEMPINRA), que integra a más de 15 sindicatos del sector. La declaración final expresa la necesidad de avanzar con más determinación en la distr
El Congreso sesionó en medio de una fenomenal crisis económica, financiera y política que azota al mundo globalizado. Indudablemente estamos en tránsito hacia una nueva configuración en las relaciones de poder.
Nuestro país a pesar de la estrategia de crecimiento y del razonable éxito en la reducción de las desigualdades, tiene todavía un alto porcentaje de trabajo no registrado y tercerización informal - salario registrado deficientemente - lo cual constituye una grave falencia del entramado laboral, dejando a la vista que el equilibrio social es altamente vulnerable. El desempleo y el empleo precario en la franja de los jóvenes entre los 18 y 30 años es un dato insospechable que ilustra esta mirada.
Ocho años de crecimiento no lograron reducir en la medida de lo esperado el núcleo duro de pobreza y la desigualdad en los anillos suburbanos de las grandes ciudades ni en las provincias, porque no es novedad que el crecimiento económico por sí mismo no garantiza desarrollo social y ambiental sustentable.
La diferencia entre las gestiones de los gobiernos (2003 - 2007 / 2007 - 2011) no significa introducir comparaciones irritantes sino más bien registrar los datos de la realidad para consolidar el modelo iniciado en mayo del 2003.
Al respecto, mucho tienen para aportar los sectores empresarios, los trabajadores, los científicos y técnicos en tanto un acuerdo social garantice que el esfuerzo del pueblo argentino sea correspondido con inversiones genuinas, con créditos destinados a la industrialización y la promoción del empleo y con planes gubernamentales que deben estar en línea con los grandes proyectos de infraestructura que demanda la etapa vigente.
¿Será la reforma de la Constitución de 1994 el paso necesario para avanzar en otras reformas impostergables como la reforma financiera, el código de minería, los alcances y límites del modelo agrario?
¿Podremos desandar de ese modo la primarización de las exportaciones argentinas? ¿Es posible agregar valor, tecnología y nuevos puestos de trabajo? ¿Recuperaran las provincias el histórico federalismo, parte vital de una nación o sucumbirán una tras otra al poder de las corporaciones trasnacionales? Esto implica un reto para el movimiento obrero y particularmente para la CGT.
Demanda profundizar los cambios alcanzados con mejor distribución del ingreso, más protección social y más participación en las decisiones. Es un paso necesario para superar la etapa de la inclusión social con el logro superior de la Justicia Social.
El diálogo entre gobierno, trabajadores y empresarios debería consolidarse en torno a un proyecto estratégico compartido en el tiempo. Particularmente porque la situación de crisis internacional se prolonga más de lo previsto inicialmente. Y conlleva una disputa comercial de escala global.
La democracia, más allá del voto de los ciudadanos, representativa en los tres poderes y que universaliza las garantías individuales, tiene mayor valor en la medida que permite la participación del conjunto de la sociedad en defensa de los derechos sociales. Con la participación ciudadana se propende a la recomposición del tejido social en primer lugar, y a la Justicia Social como valor supremo.
En ese marco de democracia participativa los trabajadores y sus organizaciones tenemos mucho para aportar, como lo hicimos en la recuperación de la democracia en 1983 y en la defensa institucional en 2008.
La FeMPINRA y sus organizaciones sindicales afiliadas, al representar un sector clave en la economía, no pueden dejar de poner el fortalecimiento de la política y de la democracia en el primer plano de su estrategia.
Porque al defender empleos, salarios y los derechos sociales de la clase trabajadora, actualizan su papel relevante, no sólo en materia reivindicativa, sino en la dimensión política que ganaron con las luchas desde el nacimiento mismo de la clase trabajadora argentina.
Es su resistencia la que ha impedido en distintas épocas que la participación de los salarios en el PBI disminuya como pretenden algunas corporaciones. El 50/50 es la memoria de los trabajadores a la hora de los reclamos. Y es justo, porque tiende a beneficiar a la mayoría de las familias trabajadoras.
Llamamos la atención, especialmente sobre la caracterización política hacia nuestras críticas o diferencias que llevan a considerar a las iniciativas de los sindicatos y otros actores sociales, como corporativas. Prejuicio suficiente para dilatar las negociaciones o a veces, no ser siquiera, tenidas en consideración. De esta manera se entorpece y dificulta el diálogo social con las organizaciones sindicales legítimas y representativas.
¿Buscarán cooptar a las conducciones sindicales o negociarán sólo con aquellos que los apoyan sin restricciones?
Por eso en nuestra área no pueden seguir fuera de la agenda:
• la sanción de una ley de marina mercante
• un proyecto concreto para la industria naval
• una política precisa en defensa de la navegación interior y los recursos pesqueros
• una visión integradora del sistema portuario
• la creación de una empresa mixta de dragado
• el fortalecimiento de las empresas privadas nacionales de navegación
• la recreación de una empresa estatal de navegación ultraoceánica y fluvial que conlleve a un proyecto estratégico de defensa de este sector clave para el comercio interior y exterior.
Los efectos perniciosos por la implementación de las devastadoras políticas neoliberales en las décadas del `80 y ´90, redujeron la capacidad de manejo macroeconómico de los gobiernos, rehenes en muchos casos del poder de los organismos multinacionales o atados a la presencia de las corporaciones trasnacionales.
Esto exige elaboraciones más profundas de nuestra parte y mayor capacitación de nuestros dirigentes sindicales para responder a los desafíos planteados, particularmente en un momento de roces institucionales, fruto de las pasiones y la convergencia de puntos de vista o intereses encontrados.
No es un asunto nuevo ni argentino. Los procesos de transformación en algunos países latinoamericanos han provocado tensiones y realineamientos. La Argentina no es la excepción.
La Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina (FeMPINRA) asume en todos sus términos el mandato de este congreso cuya expresión se refleja en este documento sumándose a la defensa irrestricta del modelo sindical argentino, y el sistema solidario de obras sociales.
Además este Congreso demanda la creación de un Ministerio de Trasporte que garantice el proceso de trasformación en todas sus áreas, aporte sustancial para el proyecto de desarrollo económico y social.
Al tiempo que ratifica la voluntad inquebrantable de los trabajadores en la lucha por la recuperación de la soberanía de nuestras Islas Malvinas.
En agosto de 1944 quien fuera tres veces presidente de los argentinos señaló proféticamente "la Patria se forma en primer término por hombres que trabajan y no pueden ser el CAMPO, ni la MAQUINA, ni el DINERO factores que se sobrepongan sobre el hombre que es el que produce, y sin el cual NI LOS CAMPOS, NI LA MAQUINA, NI EL DINERO tienen valor".
Esos son los principios que seguirán guiando el rumbo de los trabajadores/as portuarios, marítimos y navales.