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Los derechos humanos siguen siendo violentados
Por: Rodolfo Romero – RoRó.-
10 de Diciembre: Día de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 
Cuando saludamos al año 2014 todos aguardamos que el mundo cambiara de rumbo y mejorara substantivamente el respeto de los derechos humanos.
 
Pero la verdad es otra. Los acontecimientos de México son alarmantes. Los 43 jóvenes secuestrados y desaparecidos es una bofetada a la humanidad. El clima de guerra permanente es otra bofetada. Y por eso, al conmemorar un nuevo aniversario de su promulgación por las Naciones Unidas, y constatando que el poderoso caballero “Don Dinero” sigue produciendo estragos en nuestro planeta, especialmente con los buitres financieros, nos parece prudente registrar lo que el Papa Francisco manifiesta con honda preocupación:
 
“No a la nueva idolatría del dinero. Una de las causas de la situación que vivimos se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡La negación de la primacía del ser humano!” (Papa Francisco)
 
Hoy más que nunca, debemos recordar y reivindicar los derechos humanos.
 
El 10 de Diciembre se ha convertido en una fecha simbólica en el mundo. Es la fecha en que recordamos de una manera especial la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU, 1948).
 
Y es que los derechos humanos figuran en el horizonte de nuestras vidas y de nuestras luchas de una manera significativa.
 
Los Derechos Humanos están intrínsecamente ligados a la dignidad humana.
 
Hoy no es concebible que exista una sola persona en el planeta que pudiera ser considerada como desprovista de los derechos y de los deberes que nos corresponde, como atributo natural de nuestro ser y de nuestra personalidad.
 
Los derechos son universales. Indivisibles, irrenunciables, imprescriptibles. Cuando se lesiona un derecho, se está atentando contra todos los derechos humanos.
 
Y parte esencial de estos derechos es todo lo que está relacionado con el trabajo humano. En efecto, existe el derecho al trabajo y el derecho del trabajo.
 
Por eso, los derechos laborales son parte esencial de los derechos humanos.
 
Y es triste constatar que estamos viviendo en un escenario donde la violación de los derechos humanos se está convirtiendo en algo normal, en una práctica empresarial y en procedimiento estatal casi incontrovertible. El mismo atentado contra la naturaleza, depredando y destruyendo el medio ambiente, es otro ejemplo. Es una forma de atentar contra la vida, en contra de los derechos humanos.
 
Tanto la violencia, la injusticia, las políticas de ajuste estructural de carácter neoliberal, y las simulaciones se convierten en mecanismos para burlar la vigencia plena de los mismos. La OIT denuncia en forma sistemática la violación de la libertad sindical en todo el mundo, y el no respeto de la contratación colectiva.
 
Los trabajadores desempleados aumentan en el mundo, en especial en la Zona Euro, donde se denuncia que existen más de 27.000.000 de personas sin trabajo. Y sabemos cuánta tragedia representa en África, en Asia y en Las Américas.
 
Los salarios, por la crisis general que nos azota, se han deteriorado, y el trabajo ha percibido menos de los ingresos nacionales, mientras el capital ha incrementado su participación, con graves consecuencias para los trabajadores y los pueblos. La OIT acaba de dirigirse a los gobiernos y a los empleadores para que fijen y mejoren los salarios mínimos.
 
Mientras los empresarios pretenden eliminar el salario mínimo y seguir abaratando la mano de obra.
 
Y sabemos que “la medida de la justicia de un régimen socio-económico se determina por la remuneración del trabajo humano.”
 
La injusticia e inequidad de todo el modelo capitalista también se demuestra por el régimen tributario. La resistencia de los ricos y poderosos para pagar el impuesto a la renta personal –IRP– se expande en el mundo, y el FMI –B.M. y los gobiernos que responden a los grandes intereses, acrecienta el impuesto indirecto denominado, IVA– Impuesto al valor agregado. Los ricos y poderosos casi no pagan impuestos.
 
Un caso emblemático es Paraguay, donde las mismas autoridades elogian ante el mundo que en el país casi no se paga impuestos, que no existe límites para enviar las ganancias al exterior, y rigen salarios muy bajos.
 
Tanto en la Zona Euro como en los EE.UU. los salarios van perdiendo gravemente su poder adquisitivo.
 
La Seguridad Social se ha deteriorado -en muy pocos países de América Latina ha mejorado-, y las jubilaciones y pensiones está en caída libre en la Zona Euro. La pobreza crece peligrosamente. En los Estados Unidos, el país más rico del planeta, hay más de 50.000.000 de pobres.
 
La relación de trabajo se va flexibilizando-precarizando, y se ponen en marcha reformas laborales a favor del capital, deteriorando los derechos de los trabajadores y atentando contra la libertad sindical y la contratación colectiva. México es un ejemplo del deterioro de las normas laborales y del avance de las privatizaciones.
 
Los Estados Naciones son vulnerados en su soberanía, y se imponen los dictados de las corporaciones transnacionales, que cada vez acumulan más riqueza y poder en detrimento de la vigencia plena de los derechos humanos en los países.
 
La misma autonomía de los pueblos se está convirtiendo en una mera declaración, ya que los golpes de Estado, las políticas intervencionistas de los Estados poderosos, el armamentismo y las políticas terroristas financiadas y armadas por los grandes poderes fácticos, complican el panorama de vigencia de los derechos y libertades de las personas y los pueblos.
 
Irak, Siria, y otros países del Medio Oriente están siendo bombardeados por terroristas financiados por Arabia Saudita, EE.UU. y países de Europa.
 
Un caso emblemático es la suerte del pueblo palestino, aterrorizado por los bombardeos del Estado de Israel que ocasiona la muerte de niños, mujeres y sectores importantes de la población civil. Es admirable la capacidad de resistencia del pueblo.
 
Es por ello que debemos renovar nuestra satisfacción ante la recordación de la Declaración de los Derechos Humanos y el dato referido al pueblo palestino es la aprobación en las Naciones Unidas, por una abrumadora mayoría, del status de Estado observador que se acordó otorgar a Palestina. Es un paso importante para la conquista plena de la independencia y soberanía del pueblo palestino.
 
Hoy más que nunca necesitamos que esté vigente un estado democrático social de derecho para garantizar el pleno respeto de los derechos humanos en el mundo, y poder así conquistar la libertad verdadera, la democracia real, la justicia social y la paz universal, anhelo profundo de toda la humanidad.
 
Estamos llamados a renovar nuestra fe en los derechos humanos, y a exigir su plena vigencia para garantizar una convivencia civilizada y fraterna.
 
Comprometámonos a mantener vivo el fulgor de los derechos humanos.
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