Por: Rodolfo Romero – RoRó.-
El país hermano de Paraguay se encuentra enfrentando una dura crisis, producto de las políticas neoliberales adoptadas por el actual Presidente.
La huelga es una herramienta de lucha de carácter estratégico del Movimiento de los Trabajadores. Desde el inicio de la Revolución Industrial se lo puso en marcha.
Cuando los conflictos sociales se agudizan, y los poderes fácticos se cierran al diálogo, al Movimiento Sindical y a los Movimientos Sociales no le cabe más alternativa que recurrir al recurso de la huelga.
Y la situación en Paraguay se está poniendo color de hormiga. El nuevo gobierno, que realmente es el resultado de un Golpe de Estado Parlamentario Expres, que tumbó al gobierno legítimo de Fernando Lugo el 22 de Junio de 2012, que luego se legaliza con las elecciones del 21 de Abril de 2013, está claramente definido con su política neoliberal a mansalva.
Horacio Cartes, el nuevo Presidente tiene todo el aval de los Estados Unidos de Norteamérica y cuenta con el respaldo de los terratenientes -el 2% de propietarios controlan el 85% de las tierras cultivables, los personeros de la “patria sojera”, de los ganaderos, y demás poderes fácticos de la sociedad paraguaya, destacándose los medios de comunicación social monopólicos y oligopólicos. Horacio Cartes, desde el inicio de su gobierno, acometió contra el Movimiento Sindical, afirmando que en su empresa no existía la organización sindical y sus trabajadores ganaban muy bien. Se declaró en contra del Movimiento de los Trabajadores en general (obreros – empleados – campesinos – cooperativistas, etc.)
Rápidamente logró que el Congreso le aprobara leyes concentradoras de poder y leyes represivas para frenar la lucha social, sindical y campesina, utilizando el fantasma de la EPP (Ejército Popular del Pueblo) para desatar una ola de terror en el medio rural, con el fin de frenar la batalla por la Reforma Agraria Integral. Eso explica también la masacre de Marina Cué – Curuguaty y los presos campesinos actuales, condenados sin juicio previo. Se exige la libertad de las víctimas de la masacre. Los campesinos están en huelga de hambre.
Pero la Ley más decisiva es la denominada Alianza Pública Privada -APP-, que es simplemente la privatización de todos los servicios públicos y la entrega de la Soberanía Nacional a las empresas nacionales y transnacionales. Por el artículo 34 de esta mal llamada Alianza Pública Privada se garantiza a los inversionistas el éxito de sus negocios, ya que el Estado se hará cargo de las posibles pérdidas que pudieran sufrir. Y el Paraguay cargará con una deuda externa descontrolada.
Y con el mayor desparpajo, vetó una ley que se dictó para fijar un impuesto del 10% a los sojeros y ricos del país, y al día siguiente expresó que no podía aumentar los salarios por no existir los recursos en el sector público para ello. Sin embargo, comenzó una suba de las tarifas de los servicios públicos y un despido masivo de los trabajadores del sector estatal. Y luego de presiones aceptó un aumento del 10% del Salario Mínimo.
Los trabajadores exigen el 25% y la derogación de la Alianza Pública Privada -APP- y demás leyes represivas, como también el combate al contrabando y la corrupción, que es un verdadero cáncer en el país. Hasta el propio Presidente llegó a exclamar: “Tenemos empresarios sin vergüenza”.
Toda esta situación generó muy aceleradamente una gran reacción en el pueblo, en los trabajadores y hasta en las bases del Partido Colorado, la ANR, que desgobernó el país por más de 60 años, que sirvió de base para la dictadura más criminal de la historia política del Paraguay, la del Gral. A. Stroessner (1954-1989).
Ante el desconcierto y la incertidumbre de todo el mundo, el Movimiento Sindical se comenzó a sacudir, reclamando políticas públicas al servicio de la Nación y del Pueblo.
Y frente a la cerrazón del gobierno, se llegó a la actual etapa con la declaración de una huelga general para el día 26 de marzo del corriente año.
Y posiblemente por primera vez en la historia política del Paraguay, este llamado a una HUELGA GENERAL, cuenta con el apoyo masivo de la población y con el respaldo de diferentes organizaciones político partidarias.
Ante el avance de esta nueva conciencia nacional de respaldo a la Huelga General, el gobierno inició una campaña de amenazas, buscando sembrar el miedo en la población, y afirmando anticipadamente su postura de reprimir la protesta sindical, que supuestamente generara violencia.
La CNT, CUT-A, CUT, CPT, CGT, CCT, CESITEP, y diferentes organizaciones campesinas y populares, fuerzas estudiantiles, pobladores, educadores están firmes en su propósito de convertir la huelga en la demostración del descontento generalizado ante las políticas neoliberales del gobierno, indicando que en el pueblo, y no en los aparatos, está el verdadero poder de la nación.
Importantes delegaciones internacionales como la CSI/CSA, CGT-CTA de Argentina, Brasil, España y de otros países apoyan decididamente el posicionamiento del movimiento sindical del Paraguay, y estarán presentes para ofrecer su plena solidaridad ante esta nueva ofensiva antisindical y antipopular de un gobierno neoliberal.