Presente y futuro del Uruguay, a 40 años del nacimiento del Frente Amplio
En febrero, el partido de izquierda que gobierna el Uruguay desde 2004 cumplió sus primeras cuatro décadas de existencia y el gobierno de “Pepe” Mujica, su primer año de gestión. Ambos aniversarios se produjeron en el mismo momento que el país alcanzó el
La “Suiza de América”, nombre con que se bautizó a la República Oriental del Uruguay a comienzos del siglo XX, en los años dorados del viejo José Batlle y Ordoñez, sigue mostrando al resto de Latinoamérica que el camino a transitar tiene una señalización clara: hacia la progreso, pero con integración social.
El Frente Amplio, a 40 años de su creación y a poco de cumplirse su primer intervención electoral (noviembre de 1971), en la actualidad busca hacer honor a esas banderas que distinguieron al Uruguay de sus pares latinoamericanos en el inicio del siglo pasado:
crecimiento económico con justicia social, promoción de los derechos ciudadanos y respeto al sistema democrático.
Pero además, el Frente instauró desde su surgimiento una nueva época para la política uruguaya, tan acostumbrada al bipartidismo de Blancos y Colorados. Irrumpió como el tercero en discordia, pero no cualquier “tercero”: se trata de una fuerza de izquierda con vocación de unidad y respeto a la pluralidad, al punto que logró la convivencia de sectores de la izquierda marxista uruguaya y de cristianos. Es una alternativa política que supero la trágica dictadura y construyó un proyecto de perfil “progresista” adaptado a los tiempos que corren.
Distribuir el ingreso, ese gran desafío
“Para distribuir la riqueza hay que generar riqueza, sino solo repartimos pobreza”, dijo el ex presidente Tabaré Vazquez en la celebración por el aniversario del Frente. Las palabras, que resonaron en la antesala del Senado uruguayo, como hace 40 años, recuerdan que todavía no todo está resuelto.
La economía uruguaya, como la de Argentina y Brasil, tuvo un fuerte impulso en la última década gracias al comercio exterior de commodities provenientes de la actividad agropecuaria. Aunque algunas voces disonantes mencionan cierta continuidad del modelo neoliberal, en materia de empleo los números hablan por si mismos de un panorama distinto al de años atrás.
Los últimos datos divulgados por el INE, dan cuenta de una caída histórica en los niveles de desempleo. El registro durante el pasado mes de diciembre fue de 5,4% para todo el país. Con el año terminado, la tasa de desempleo a lo largo de 2010 fue estimada en 6,8%. Hay que remontarse hasta 1981 para encontrar un guarismo menor, cuando en esa ocasión el desempleo anual fue del 6,6%.
Por lo que la desocupación de 2010 es la más baja desde el retorno a la democracia.
Si tomamos como referencia el año 2005, con un desempleo del 12,2%, la cantidad de personas desempleadas se redujo prácticamente a la mitad.
Desde esa fecha hasta entonces se crearon 400 mil puestos de trabajo.
Los datos en materia de empleo, si bien muestran la consolidación de un ciclo expansivo, revelan también la persistencia de ciertos agujeros negros. Uno de los más preocupantes surge en relación a la situación de los jóvenes. Las cifras son elocuentes: mientras para los mayores de 25 años el desempleo a finales de 2010 se ubica en el 3,6%, para los menores de esa edad salta al 17,7%.
De alguna manera, la situación divergente del empleo juvenil con respecto al empleo en general, se vincula con el debate de la imputabilidad de los menores de edad, instalado en Uruguay, como también sucede en la Argentina, a partir de algunos hechos trágicos en los que intervinieron menores. El caso más conocido, presente en los medios y las dicusiones de café, fue protagonizado por “Pelón”, un adolescente imputado por tres crímenes y condenado por uno de ellos.
Otro plano donde siguen presentes fuertes inercias estructurales es en lo referente a las condiciones y la calidad del empleo, ya que
el trabajo en negro llega al 32,1% de la población ocupada, mientras el subempleo, es decir aquellos que trabajarían más horas, se ubica en el 7,9%.
Por último, está la discusión es la distribución del ingreso. La promesa electoral del Frente durante la campaña del “Pepe” Mujica fue rebajar dos puntos de la tasa del IVA. Cómo y para beneficio de quienes, es un debate que se está dando ahora mismo en Uruguay, mientras se prepara a entrar en plena vigencia el presupuesto quinquenal, una de las herramientas claves con las que el Estado uruguayo pretende incrementar el gasto social en materia de educación, seguridad, vivienda e infraestructura en beneficio de los sectores marginados.
Por Pablo Chiesa