Una reflexión sobre la situación de los trabajadores en la Federación Internacional del Fútbol.
Por Ricardo Alvarellos.
Como sabemos, detrás del fútbol hay una infinita cantidad de negocios lícitos e ilícitos que se conocieron en los últimos meses, no sólo en el tema derechos de televisación sino en temas de fraude laboral. Esta situación no es nueva y las organizaciones sindicales reclaman desde hace años soluciones a situaciones laborales inadmisibles.
Días atrás, se publicó el informe del profesor Ruggie sobre las obligaciones de la FIFA en materia de derechos humanos –que incluye derechos laborales– en el cual se establece una agenda de trabajo para que la FIFA pueda tomar medidas y contribuir a respetar los derechos humanos y especialmente laborales en los diferentes procesos de preparación de los campeonatos mundiales de fútbol. El documento establece, asimismo, un requisito global para todas las organizaciones deportivas, tanto en lo concerniente a la celebración de acontecimientos importantes, como en el desempeño de sus operaciones regulares, incluyendo las de marketing y patrocinio.
Este informe que solicitó la FIFA no fue por su carácter altruista sino por las nuevas revelaciones por parte de Amnistía internacional de prácticas laborales abusivas en el núcleo de los preparativos para la Copa del Mundo y de nuevos informes en el periódico The Guardian de esta semana sobre el maltrato que sufren los trabajadores de la construcción migrantes en Qatar, así como la segregación racial que existe en la capital, Doha.
Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional (CSI), ha expresado al respecto:
"La FIFA encargó este informe y ahora tiene que aplicar las recomendaciones. El profesor Ruggie ha dejado claro que tiene que respetarse el paquete completo de derechos, sin excepción alguna, y en todos y cada uno de los ámbitos de las operaciones de la FIFA, no limitándose sólo a los grandes acontecimientos, como es la Copa del Mundo de fútbol.
Los derechos humanos internacionalmente reconocidos incluyen derechos a la vida y a la seguridad física, a la no discriminación, derechos a la libertad de pensamiento, expresión y religión, libertad de asociación y de movimiento, derechos a la educación y al trabajo, a la vida en familia y la privacidad, al agua y alimentos, a no sufrir torturas, esclavitud ni trabajo forzoso, así como derechos a unas condiciones de trabajo justas y decentes, incluida la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva.
Si la FIFA es incapaz de reducir los graves impactos a los derechos utilizando su influencia, debería plantearse suspender o terminar la correspondiente relación.
Este informe deja claro que la FIFA tiene que actuar de manera decisiva. Igualmente, Qatar, que fracasa estrepitosamente a la hora de cumplir las normas establecidas en el informe, debe comprometerse verdaderamente, antes del Foro de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos del que será anfitrión la semana que viene, a llevar a cabo una reforma exhaustiva.
El sistema de esclavitud moderna para trabajadores migrantes, la denegación absoluta de los derechos de libertad sindical y negociación colectiva, los salarios de miseria y la profunda discriminación con que se encuentran los trabajadores que están haciendo realidad el enorme programa de infraestructura para el campeonato mundial del año 2022, constituyen una situación completamente contradictoria con los requisitos que el profesor Ruggie ha puesto de relieve. Este informe representa un importante reto para la FIFA, y ofrece asimismo una oportunidad para que Qatar reforme exhaustivamente sus leyes laborales medievales y pueda mantener así los derechos de anfitrión para la Copa del Mundo 2022".